lunes, 7 de diciembre de 2009

Excursiones desde Praga (y II): Kutná Hora

Fuimos a este coqueto pueblecito por recomendación de la chica de la Oficina de Turismo de Praga. Kutná Hora es Patrimonio Mundial de la Humanidad y está tan sólo una hora en tren de la capital, que tiene como emblemas la Catedral de Santa Bárbara y el Osario. ¿Merece la pena la excursión? Como todo, depende. Si os sobran días, sí. Si tenéis muchas inquietudes, también. Si no, no.

El tren se coge en la estación central de Praga, Hlavni nadrazi (lína 2 de metro, color rojo), a unos 7 minutos a pie desde la estatua de Wenceslao.

Según se se entra, de frente, se bajan unos peldaños y se encuentran las cabinas de información y venta. El viaje ida y vuelta 181 coronas frente a los 900 que piden por una excursión guiada. Las frecuencias son, más o menos cada dos horas, y salen unos minutos antes de las horas en punto (a las 7:56, 9:56, 11:56, etc). Los horarios de vuelta desde Kutná Hora a Praga son, ignorando los más tempranos, a las 14:59, 16:59, 17:59 (sólo sábados y domingos), 18:59 y 20:59 (sólo sábados y domingos).

No interesa ir más tarde de las doce del mediodía porque una de las principales atracción, el Osario, cierra a las 16 horas de noviembre a marzo.

Según se sale de la estación se toma un autobús que para justo enfrente (10 coronas el billete) y que en unos 20 minutos llega a la estación del pueblo. No recuerdo el número del autobús para la ida pero el de regreso es el 1b.

Según bajamos del autobús, el hipermercado que hay en la estación tiene que quedar a nuestra derecha. Cogeremos la calle ascendente a la izquierda y en unos tres minutos estamos en el centro, que será tras tomar la tercera a la izquierda una vez pasado el cruce.

Lo más destacado de Kutná Hora es un placita principal y la Catedral. Un paseo y unas vistas agradables. El interior del templo es bonito pero muy pequeño. La entrada cuesta 50 coronas.

De vuelta a la estación de tren se puede parar en el Osario (entrada, 50 coronas). A mí me parece prescindible toda vez que ya hayas visto algo parecido. Pero ya que habíamos ido hasta allí, paramos. En la estación de autobús montamos en el que nos dejará en el tren (1b) pero paramos antes. A la ida nos habremos fijado donde está la indicación del Osario y a la vuelta no tendremos problemas.

Para llegar finalmente a la estación de tren no me parece necesario volver a coger un autobús. Desde aquí a la estación hay unos diez minutos a pie. Se sigue por la carretera general en la que nos dejó el bus y se tuerce a la derecha justo antes de subir el puente.

Excursiones desde Praga (I): Karlovi Vary

La más típica es a la ciudad balneario Karlovi Vary. Se encuentra a dos horas de autobús de Praga (el tren tarda tres) y es un agradable paseo por esta localidad encajonada en un valle verde en la que lo más llamativo son sus fuente termales en las que el agua sale a 40, incluso 70 grados.

Se nota que hay nivel y está lleno de turistas alemanes pero sobre todo rusos. La mayoría de los españoles nos limitamos a dar un paseo que no suele durar más de dos horas.

¿Cómo ir por libre? Hay agencias que te ofrecen la excursión pero te cuesta 1.550 coronas por persona frente a las 150 del tren si vas p or tu cuenta. Tú mismo. El autobús sale de la estación Florence, a la que puedes llegar en metro (línea C, color rojo) o caminando si te no te pilla muye lejos. No hace falta comprar el billete con demasiada antelación, con adquirirlo una media hora antes del trayecto es suficiente.

La compañía que viaja hasta Karlovi Vary se llama Student Agency. No me voy a extender en detalles nimios pero... ¡Ya podía aprender Alsa!

Los autobuses salen a las horas en punto y el viaje dura dos horas y diez minutos. El trayecto ida y vuelta cuesta 150 coronas.

Una vez que se llega a la ciudad, preguntada a la chica que os acompaña en el autobús dónde cogéis el de vuelta porque no es en el mismo sitio que la llegada, está a unos quinientos metros.

Praga: generalidades


Estuve en Praga cinco días. Creo que para verla y patearla bien son necesarios tres días completos si no se va en temporada alta. Si además quieres disfrutarla, un día más. Praga me sorprendió y me encantó. La única pega que encontré es lo sumamente turística que es. Y, aunque yo pertenezca a esta especie, seamos sinceros, rompemos el encanto a cualquier sitio, siempre con nuestra cámara de fotos en ristre, a la caza del más mínimo detalle. Si ya en noviembre había miles de turistas, no quiero ni imaginarme cómo será en verano.

Praga es una ciudad relativamente pequeña, que se recorre fácilmente a pie. Me encantó callejear por su casco histórico. Cuando después de tres días ya creías que habías pasado por esas calles descubres, de repente, que estás en otra que no te sonaba de nada. La luz tenue de la noche, los adoquines del suelo, la tranquilidad de la ciudad, te transportan a otra época.

Lo más representativo de Praga es la plaza del Ayuntamiento y su famoso reloj, la zona del castillo y el puente Carlos. (La audioguía del castillo -350 kc- un palo, es lo que encarece la entrada). Uno de los reclamos, que a mí me habían a consejado, es el cementerio judío. Lo cierto es que sí es impresionante pero no sé si justifica las 300 coronas de la entrada. Como a la mayoría de los visitantes nos interesa sólo el cementerio te ofrecen una entrada conjunta que incluye otras cuatro atracciones. Nosotros, por falta de tiempo, la pagamos y sólo fuimos al cementario. Y sí, te llama la atención, incluso te pone los pelos de punta, pero no sé si merece la pena pagar por verlo. Si ves alguna foto..., es eso.

Mi hotel estaba en la Nove Mesto (Ciudad Nueva), a unos 17 minutos del centro. Aunque no era el más céntrico de la oferta me gustó la zona porque había un montón de tabernas para cenar y tomar algo no tan enfocadas al turismo como las que rodean al puente Carlos.

Allí usan las coronas y no aceptan euros. Hay muchos despachos de cambio pero nosotros cambiábamos en el hotel, nos habían advertido que muchos de estos negocios anuncian una comisión del 0% y luego tararía que te vi. Los precios en Praga son entre normales y bajos. Lógicamente en el centro y la zona turística son más altos. Pero a poco que te salgas ya bajan.

Desde allí, y como tuvimos días de sobra, hicimos dos excursiones: a Karlovi Vary y Kutná Hora.